jueves, 17 de enero de 2019

Marie Kondo y el amor por lo efímero

En los últimos días, una nueva polémica ha hecho "arder las redes" (ojo a lo rápido que se ha vuelto rancia esa expresión). Me refiero a la opinión de la youtuber e influencer japonesa Marie Kondo, al respecto de cuántos libros se deberían tener en una biblioteca casera: No más de 30 ejemplares, según la nipona.

Por si alguien no la conoce, la Kondo se ha hecho famosa por sus consejos sobre cómo ordenar correctamente todos los elementos de una casa, desde la ropa hasta la vajilla, pasando por el material de oficina, las herramientas, la despensa y -por supuesto-, la biblioteca.

¡A la carga!

Los internautas, muchos de ellos sin conocer lo que hace Kondo, se han lanzado a su cuello sin pensarlo dos veces. Sacando de contexto su afirmación, muchos la han acusado de inculta, o de frívola, y han echado mano del manido recurso de hacer mención a su actividad como creadora de contenido para desacreditarla. Si usa Instagram y Youtube, debe ser una ignorante.

El caso es que Marie Kondo ha resultado ser una empresaria muy capaz. Ha creado un imperio alrededor de sus libros, y su modo de vida ha ayudado e inspirado a mucha gente. Podemos decir que el orden no es para nosotros, o que sus libros son demasiado filosóficos, pretenciosos, o pedantes, pero desde luego tacharla de inculta es un atrevimiento. A diferencia de algunas y algunos influencers patrios que viven del patrocinio de marcas de moda y que carecen de aspiraciones vitales, la japonesa tiene su carrera universitaria, sus inquietudes culturales y filosóficas, y (aunque no estemos de acuerdo o no nos guste), un mensaje. Su método puede no ser del agrado de muchos, pero funciona. Sirve para tener todo más ordenado, ayuda a gestionar el espacio, y nos puede llegar a hacer la vida más fácil en algunos aspectos. No es para todos, obviamente, pero al menos no es Osho o Coelho. 

He venido a hablar de mi libro.

Eso, volvamos al tema de los libros. Kondo recomendaba, como decíamos, no guardar más de 30. Para mí, como para la mayoría de la gente occidental, eso es imposible. A todos nos gusta tener una biblioteca amplia, y estamos en mayor o menor medida obsesionados por coleccionarlos. A veces incluso tenemos una buena pila sin leer, y aun así nos empeñamos en seguir comprando. Lo admito, no podría vivir con 30 libros, ni siquiera con 130. Ahora bien, ¿tener solo una balda llena, en lugar de toda la estantería, es sinónimo de incultura?

La mayoría de nosotros, no relee a menudo más de una docena de libros. Contad los que habéis leído más de 2 veces en los últimos 5 años, y probablemente no sean demasiados. A veces, queremos tener libros en parte para disfrutar del mero hecho de poseerlos.

Pero ¿se puede leer a menudo, sin poseer una biblioteca inmensa? Por supuesto. Tenemos bibliotecas en nuestras ciudades deseando ser visitadas. Tenemos e-books a buen precio (aunque todavía no demasiado bueno), que podemos leer sin tener que hacer sitio en la estantería. Si queremos cultura, no necesitamos acumular. Podemos leer todos los días sin necesidad de comprar, y además, el Amazonas nos lo agradecerá. Llegará el momento en que, igual que ocurre con la música o el cine, se acumularán menos obras en formato físico. Es la evolución natural de toda forma de cultura, y a la literatura le llegará el momento. 

La belleza de lo efímero.

No debemos olvidar que Marie Kondo es japonesa. Eso es importante, porque gran parte de su filosofía está relacionada con la idiosincrasia nipona. Japón es un país tremendamente capitalista, pero todavía conserva el amor por lo efímero de su cultura ancestral. Los japoneses, a diferencia de lo que ocurre con europeos y americanos, no sienten el mismo apego por lo material que nosotros, al menos en lo relativo a la cultura y el arte. El templo de Ise, uno de los edificios shintoistas más importantes del mundo, es destruido cada 20 años y se vuelve a construir exactamente igual justo después, en el mismo lugar. Para nosotros puede parecer una aberración, pero para los japoneses, la esencia del templo es la misma, y la antigüedad de sus materiales es irrelevante, y pueden ser sustituidos sin que el monumento pierda valor alguno.

Lo mismo pasa con el manga. Mientras que en Estados Unidos y sobre todo Europa, el cómic es un artículo de coleccionismo, en Japón es un objeto de usar y tirar. El japonés compra el manga, lo lee, y lo tira a la basura. Sí, se hacen ediciones de coleccionista, y algunos conservan sus historias más queridas, pero desde luego, su manera de consumir cómic es muy diferente a la nuestra.

Podríamos poner muchos más ejemplos de admiración japonesa por lo efímero; desde el festival de contemplación del cerezo, hasta el ukiyo-e. Antiguamente, incluso la propia vida era algo que perdía importancia al lado del honor, y si había que abandonar la existencia para quedar bien ante el daimyo en cuestión, se metía uno el wakizashi en las tripas y a otra cosa.

Marie Kondo es una escritora y empresaria que ha creado un método para ordenar las casas de la gente. Ni más, ni menos. Si te interesa, puede que sus consejos te ayuden. Si no, seguramente tu vida siga igual y tú seas tan feliz como siempre. Pero desde luego, atacarla por una frase sacada de contexto es tan absurdo como pensar que tener miles de libros en casa ya te convierte en un intelectual.